Saqueos: ¿a quiénes benefician?

por Héctor Toti Flores
 

 
Antes de entrar a analizar la pregunta del título, hay una afirmación categórica que es necesario decir: no hay ninguna posibilidad de saqueos si la situación objetiva de pobreza y marginalidad, que existe en la actualidad, no la amerita. 
 
Otra cuestión previa es la comparación también necesaria con los hechos acontecidos en las jornadas trágicas de 2001. Y tenemos que decir que hoy no tiene absolutamente nada que compararse con aquellos años. Entonces teníamos porcentajes increíbles, cerca del 50%, de desocupados, una economía en recesión y una terrible crisis de la institucionalidad política que culminó en el “que se vayan todos”. 

Hoy nada de esto es igual. Casi diez años de crecimiento económico, una balanza comercial favorable a partir de la colocación en el mercado mundial de productos ligado a la producción agropecuaria que da a las cuentas del Estado una gran solvencia. 
 
¿Quiénes son entonces los saqueadores del presente? Sin lugar a dudas, no son los trabajadores que, aunque vean sus salarios carcomidos por la inflación, todavía tienen contención y no están al borde del hambre. Tampoco son los trabajadores precarizados que, aun en condiciones desiguales, mantienen la posibilidad de comer todos los días. 
 
Lo que predomina en los saqueadores de hoy son los nuevos excluidos del modelo kirchnerista. 
 
Son fundamentalmente jóvenes que tienen como referentes a líderes ligados a la marginalidad. Son parte pequeña pero muy activa, del cerca del millón de jóvenes, que no estudian ni trabajan, que son bombardeados por la propaganda consumista del relato que hay “para todos”, pero que a ellos no les alcanza, forjando un enorme resentimiento que genera violencia en su vida cotidiana. 
 
Son las mismas personas que se movilizan llenando colectivos con la promesa de repartija de “porros y otras yerbas”. Actuando de grupos de choque de los nuevos “punteros” de la política cada vez más ligados a los negocios clandestinos de la droga y el delito que a los ideales de la justicia social y al servicio del bien común. Son una parte marginal, pero numerosa, que queda como resultado de un discurso basado en el resentimiento y la violencia para ir “por todo”, que en estos sectores no tiene filtros. 
 
Estos días de diciembre te retrotraen a recuerdos del pasado. El miedo, la violencia, se instalan en la sociedad y encolerizan. Y la conciencia colectiva busca un salvador. Y eso seguramente está en el móvil de quienes organizaron estos saqueos. Desde hace mucho tiempo digo que en el Conurbano nadie roba, nadie trafica droga, sin la complicidad de algún sector del Estado que debe controlar estos delitos. Porque hay un poder paraestatal que son quienes gobiernan en estos lugares. Y es muy común que cuando algún jefe de los de arriba cae en desgracia, por abajo empiezan a los tiros para ver quién controla el territorio que quedó vacante. 
 
Estos poderes conviven desde hace mucho tiempo. 
 
Como se controla a través del terror ejercido por sus jefes. 
 
Este es el sujeto social que predomina en estos momentos en los saqueos. Ninguno de ellos se mueve si no tiene algún guiño de sectores de poder. Es su lógica. 
 
Y entonces ¿a quiénes benefician los saqueos? A los pobres, a los marginalizados, a los excluidos del modelo. Categóricamente, a ellos, ¡no! 
 
Se verá, a medida que pasen los días y se aclaren algunas cuestiones relacionadas, qué sector económico, político o social quiere sacar ventajas de los muertos y los daños causados por el miedo, la destrucción y el crimen de estos días de diciembre. En quienes quieran utilizar estos hechos lamentables, estarán los responsables y beneficiarios de la muerte y la violencia de hoy. 
 
Pero a pesar de estos azarosos hechos tengo fe en que los días por venir serán de un enorme aprendizaje. Y que sea una lección para que nunca más en las internas del poder se juegue con la vida de los que menos tienen, de los pobres, de los necesitados, porque eso es un pecado imperdonable y, en la Argentina, más tarde o más temprano la justicia llegará para nuestro pueblo.