#DelArcón: Movimiento Social y Representación Política

Conferencia de Alain Badiou

24 y 25 de abril del 2000


Los días 24 y 25 de abril, el filósofo Alain Badiou participó del tercer ciclo anual del Encuentro Permanente por un Nuevo Pensamiento, en la CTA. Desarrolló en dos conferencias fundamentales para el momento cuyo título fue "Movimiento Social  y Representación Política".




2 . Conferencia del día 25 de abril del 2000

Dije ayer que nuestra pregunta era la siguiente: ¿Qué es la política? Actualmente la pregunta sobre lo que es la política es parte de ella, de la política. No siempre es así. Hay períodos en los que se sabe qué es la política, y se intenta hacer la mejor política posible.

Actualmente la situación es más complicada, porque al mismo tiempo que intentamos hacer política, nos vemos obligados a preguntarnos qué es la política. Y nos vemos obligados a inventar algo nuevo sobre la política. Cuando nos preguntamos qué es la política, de alguna manera ya estamos haciendo política en las condiciones de hoy, que son ciertamente, las condiciones de una crisis de ideas políticas. En la historia hubo muchas definiciones de lo que es la política. Y podemos ver que todas esas definiciones actualmente están en crisis. Quisiera recordar algunas de esas definiciones.

Desde hace mucho se define a la política como la búsqueda del buen gobierno o de una constitución adecuada. Es la definición que da Platón, por ejemplo. Pero nosotros sabemos que esa definición es insuficiente, porque sabemos que para que haya política no basta con que haya un buen Estado o una buena constitución. Necesitamos tener también tener un sujeto político actuante. También se ha definido a la política como la lucha por la conquista y la conservación del poder. Es, obviamente, la definición de Maquiavelo. Pero sabemos que esto no es suficiente. Sabemos que muchas cuestiones políticas no son cuestiones de poder. Y que hay otra cosa en la actividad política. Otra cosa más aparte de la lucha por el poder. también se ha dicho que la política era la lucha de clases. La lucha de clases dirigida por un partido y llevada hasta el comunismo. Pero nosotros sabemos también que actualmente esa definición ya no basta. Ciertamente hay una lucha de clases en la sociedad. Pero también sabemos que la lucha de clases no produce mecánicamente una política y que en ese contexto de la lucha de clases tenemos que inventar ideas políticas e ideas de organización política que no provienen directamente de las clases y de su lucha.

De manera tal que, al final de cuentas, y estos no son más que algunos ejemplos, actualmente nos preguntamos entonces qué es la política de emancipación. Y éste es el signo de que se acaba una época de la política. Y que tiene que comenzar una época distinta de la política.

Como lo decía ayer, el enemigo dice que las ideas políticas se acabaron, que podemos conformarnos con la gestión de los negocios, y que para los que hacen buenos negocios, tanto mejor. Y los que los hacen mal, y bueno, paciencia...

Yo querría decir que para mí eso es reducir la Humanidad a un grupo de animales, que tienen intereses, que se pelean por estos intereses, y gana el más fuerte. Es la lucha de las especies. Es la política pero en el sentido de Darwin. Y eso es lo que nos propone actualmente el mundo. Un mundo de animales competitivos. Si no inventamos otra política vamos a estar en la barbarie animal. Y estamos hartos de esto.

Y querría insistir sobre el hecho de que esta pregunta –¿qué es la política?–, es una cuestión que tiene que ver con la lucha contra la barbarie, una nueva barbarie. Es la barbarie de un mundo que está completamente sometido a la dictadura de la economía. Y no hay otro remedio para esta barbarie que las ideas nuevas que nosotros podemos aportar colectivamente. Entonces tenernos que abrir una nueva época y estamos a cargo de la humanidad entera. Y cuando discutimos esto con total libertad tenemos que saber, sin embargo, que se trata de cuestiones graves. Que son cuestiones de las cuales depende un porvenir muy amplio.

En el fondo, la cuestión de la política no es una cuestión táctica, aun cuando haya muchos problemas cotidianos que son tácticos, por supuesto. La cuestión o la pregunta de la política, es ¿en qué se va a transformar la humanidad? ¿Tenemos alguna idea al respecto o no sabemos nada de eso? ¿Pensamos que solamente existe el poder, o pensamos que el pensamiento mismo puede modificar el curso de las cosas? Esa es la cuestión central de la política en la actualidad: política o barbarie.

Yo había propuesto analizar la cuestión de la política a partir de tres términos: en primer lugar los movimientos, los movimientos populares, los movimientos de masas, los movimientos de protesta, de rebelión. En segundo lugar, la cuestión del poder del Estado. Y en tercer lugar, la cuestión de las organizaciones y de los partidos.

Y había tratado de demostrar que en el siglo XX, la idea central había sido la idea de partido. Que a partir de la obra de Lenin, a comienzos del siglo, hubo una tentativa de reorganización de la política de emancipación, en torno de y a partir de la idea de partido. Y que esta fue una idea muy fuerte del siglo XX.

También dije que había sido la idea de políticas democráticas comunes, ordinarias, que también representan a la política dentro de los partidos. Yo diría entonces que el siglo XX, nuestro siglo, fue el siglo de la idea de partido. Y propuse decir que lo que está en crisis es esta idea. Que ya no podernos seguir identificando política y partido. Entonces hay que tomar como punto de partida otros dos términos, y eso es lo que voy a hacer hoy. Por un lado el movimiento, por el otro el poder del Estado. Y saber en estas condiciones lo que puede ser la política.

Les recuerdo, para los que no estaban aquí ayer, una definición de movimiento. Dije: hay movimiento en primer lugar cuando hay una acción de ruptura, es decir, un acción que está fuera de cualquier repetición, una acción nueva, inventada. Y dije también una acción que crea tiempo y espacio. Esa es la primera característica.

La segunda es cuando ese movimiento porta, o lleva, una idea igualitaria. 0 cuando el movimiento propone un paso más hacia la igualdad.

No hay movimiento si sólo se trata de una reivindicación particular o interesada. El movimiento existe si puede implicar a todos, a todo el mundo, porque representa un avance, un progreso en la idea igualitaria. Cada quien puede encontrar ejemplos de movimiento en este sentido.

Lo que yo quiero decir es que en este momento un movimiento concebido de este modo aparece como un acontecimiento, como, algo que sucede. Por supuesto, pudo haber estado preparado. Pudo haber sido en parte organizado. Pero todos los militantes saben que cuando hay un verdadero movimiento hay algo que no pudo ser previsto. Algo que no fue organizado. Algo que es más que lo que se previó y se organizó. Y en muchos casos, inclusive algo absolutamente inesperado. Ese elemento es el que yo voy a llamar acontecimiento. Algo que no está dentro de la lógica de la situación. Algo que está de más, o más allá. Algo que incluye un elemento de sorpresa. Y un verdadero movimiento es un acontecimiento en este sentido. Eso es lo que le permite orientarse hacia la igualdad. Porque un movimiento previsto, organizado, calculado, es forzosamente un movimiento que refleja la situación, que refleja las relaciones entre grupos sociales, que dice sus reivindicaciones. Pero un verdadero movimiento es más que eso. Un verdadero movimiento es algo que inventa una idea igualitaria sobre un punto en particular. Cualquiera sea este punto en particular.

Por eso puede tratarse de un movimiento obrero, un movimiento de trabajadores, un movimiento de jóvenes, de mujeres, de trabajadores extranjeros. En todos los casos existe este elemento suplementario, que hace que algo vaya más allá del grupo involucrado y que ese algo se dirija a todos. Por eso hay más en un movimiento que en una reivindicación. Siempre hay reivindicaciones en un movimiento, hay pedidos. Pero el acontecimiento político es más que esos pedidos, que esas demandas. Entonces vamos a decir que no hay política sin acontecimiento. No hay política sin este elemento suplementario que la situación no nos permite prever.

Una parte de la política consistirá en saber qué hacemos con este acontecimiento, cómo se piensa a partir de este acontecimiento, cómo se actúa a partir de él, cómo se transforma la situación a partir de él. La política no es pensar partiendo de la situación solamente. Es, en primer lugar, y antes que todo, pensar a partir de lo que está más allá de la situación, y que ha ocurrido como un acontecimiento. Por eso voy a definir a la política como la Fidelidad a un acontecimiento. Fidelidad que exige con frecuencia organización y disciplina, pero que trabaja dentro de la situación, a partir de algo que está más allá de la situación. Entonces, la política es la Fidelidad a lo nuevo. Eso es lo que quería decir por ahora sobre el movimiento. Del otro lado tenemos el poder del Estado. Yo llamo Estado a mucho más que sencillamente el gobierno, o la policía o la justicia. El Estado es lo que controla a los partidos. El Estado es todo lo que da poder dentro de la sociedad. En nuestro mundo, por ejemplo, la economía es parte del Estado. Es parte del Estado porque es la organización principal del poder.

Entonces, el Estado es la sociedad concebida como poder sobre cada uno. Es aquello que siempre dice dónde y cuáles son los lugares. Es lo que indica a la gente, a los grupos, cuáles son sus lugares, y que indica también cómo podemos movernos, cuál es el camino.

Si les parece, el Estado es un poder de disposición de las cosas. El Estado es al mismo tiempo aquello que pone a cada quien en su lugar y que indica cuál es el camino obligado para pasar de un lugar a otro. Es lo que impide o prohibe trastornar los lugares, y también lo que prohibe inventar trayectos. Hay algo muy importante que señalar y es que el poder del Estado, de manera general, no es mensurable. Es un poder que conocemos todos nosotros, pero no sabemos exactamente cuál es su medida. Es un poder indeterminado. Y eso es el gran poder.

Les voy a dar un ejemplo muy sencillo. Todo el mundo nos dice actualmente "hay leyes de la economía y no se puede escapar a esas leyes". Entonces, el universo económico es un universo que obliga. Y saben que éste es un argumento esencial de todas las políticas gubernamentales actuales: "Nos vemos obligados a hacer lo que hacemos porque la economía es lo que es". entonces se puede ver claramente que la economía es un poder, en el sentido en que nos obliga a hacer o esto o aquello.

Pero, ¿cuál es exactamente este poder?. Si me animo a decirlo así: ¿cuál es el poder de este poder? Tenemos que obedecer, pero ¿por qué? en cierto sentido nadie lo sabe. Nos las estamos viendo con un poder móvil e indeterminado y estamos tanto más obligados a obedecer  cuanto que no conocemos la naturaleza de ese poder.

Pienso que es una característica fundamental del Estado. El Estado es un poder, pero nadie puede determinar este poder. Y por eso estamos sometidos, porque no conocemos el poder al cual estamos sometidos. Sigue siendo indeterminado, vago, absoluto. Lo que hace un movimiento es decir, en un punto determinado, cuál es el poder del Estado.

Querría explicar este punto de manera detallada, porque a mi modo de ver es central en lo que tiene que ver con la cuestión de la política. Cuando hay un verdadero acontecimiento político hay un final del carácter indeterminado del poder del Estado. La gente se levanta y dice "éste es el poder del Estado frente a nosotros". Es como nosotros decimos que es. Dicho de otro modo, un movimiento es lo que fija una medida del poder del Estado. Es algo que obliga al Estado a mostrar realmente cuál es su poder. Y por esa misma razón hay algo de la sumisión que se detiene. Porque si no, seguimos sometidos a lo que está indeterminado.

Podemos decir entonces que un acontecimiento político es lo que da una medida fija al poder del Estado. Es lo que hace que no puedan seguir diciéndonos que tenemos que someternos a un poder indeterminado, desconocido. Exactamente que como cuando tienen una huelga en una fábrica. Les doy un ejemplo muy sencillo. Ahí se mide cuál es la fuerza real patronal, mientras que en el funcionamiento  de todos los días de la fábrica este poder existe constantemente. Pero está indeterminado, y no está medido. Sólo el elemento "huelga" va a permitirnos una medida real de este poder. Y éste es un punto absolutamente esencial.

Un acontecimiento político es algo que permite a cada quien mantenerse a distancia del Estado, porque el acontecimiento ha determinado, ha fijado el poder del Estado. En realidad, en la vida cotidiana estamos sometidos al estado de las cosas. El acontecimiento político es algo que va a fijar este poder y nos va a permitir mantenernos a distancia de este poder. Y yo diría con ganas que esta distancia es la política misma. En esta distancia podemos construir un tiempo y lugares políticos.

Para decirlo de manera psicológica, en esta distancia dejamos de tener miedo. Porque la política es ampliamente eso, el final del miedo. Pero es el final del miedo con razones muy precisas, que justamente es que ya no tenemos miedo de algo que es indeterminado. Podemos tener que vérnoslas con un poder muy grande, pero nos hemos decidido a medirlo. Y podemos en ese momento vérnoslas con las consecuencias.

Voy a darles una definición de la política. Vamos a llamar política a una acción que trabaja por la igualdad a partir de determinado valor fijo del poder del Estado, valor que ha sido fijado por un acontecimiento.

Pueden ver el esquema general cuál es. Algo sucede, algo imprevisible y colectivo. La posibilidad misma de este surgimiento hace que se pueda medir o fijar el poder del Estado. Entonces es posible mantenerse a distancia del Estado y es posible dejar de tener miedo. En esta distancia ustedes pueden crear, inventar, un lugar nuevo, un tiempo nuevo.

Yo querría darles tres ejemplos, muy diferentes, pero justamente para aclarar este tema.

Cuando en 1917 Lenin organiza la insurrección en Rusia, lo hace ¿en qué condiciones? En primer lugar, el Estado está debilitado por la guerra. Y en segundo lugar el pueblo ha creado los soviets.

Entonces, tienen un acontecimiento creador: la aparición de los soviets. Y tienen una medida del poder del Estado, que es la idea de que el Estado es débil. La convergencia de ambos elementos va a provocar una decisión de insurrección. Pero insurrección como una decisión, como una invención. Ven que se están situando en la doble dimensión de un acontecimiento creador, la implantación colectiva de los soviets, y una cierta distancia con respecto al Estado, que se rija al juzgarlo como débil.

En el fondo, insurrección y posibilidad de insurrección es el resumen político de esas dos cosas.

Mi segundo ejemplo es en cierto modo contrario. Cuando Mao Tsé Tung dice que hay que llevar a cabo lo que llama una guerra prolongada –hay que disponer las fuerzas en el campo, lejos de los grandes centros urbanos, y con la paciencia de una guerra larga– tienen ahí dos elementos, no tienen más que leer los textos. En primer lugar, la existencia de un movimiento campesino que es un acontecimiento, que es una invención popular, y que hace posible instalarse en los campos. De otro modo, instalarse en el campo era imposible. Y por otro lado tienen el juicio de que el Estado es fuerte.

Tienen una medida que ha sido fijada, de la fuerza del Estado. No como en el caso de Lenin, del Estado débil. En el caso chino el Estado es todavía bastante fuerte. Por eso esta vez el resumen político no va a ser la idea de una insurrección brutal, sino la idea de una guerra que se prolonga. Ven ahí otra manera de inventar tiempo y espacio.

En el primero caso se trata de los soviets obreros en las grandes ciudades y una insurrección centralizada. En el segundo caso, el instalarse lejos de las ciudades, en pleno campo, y una guerra prolongada.

Entonces pueden ver el esquema general de la política, que es que siempre existe un acontecimiento popular, el surgimiento de los soviets obreros, o el movimiento campesino; hay una determinación del poder del Estado, es fuerte o es débil, y existe la construcción de un espacio y de un tiempo. Pueden ser los soviets en las ciudades y una insurrección rápida; o, por el contrario, la instalación en el campo y hacer una guerra larga. El tercer ejemplo podría ser la insurrección del Subcomandante Marcos en Chiapas, que seguramente ustedes conocen mejor que yo.

Se ve claramente que también en este caso existen los elementos que acabo de dar. Hay un movimiento interno, en primer lugar,del conjunto de las comunidades rurales campesinas en la región; en segundo lugar hay un juicio establecido sobre  la relación con el Estado. Este juicio es: el Estado es semifuerte. No es cuestión de vencerlo, pero podemos ¡impedir que nos aplaste. Es decir, es un juicio que da un valor exacto, una medida exacta del poder. Y como pueden ver, eso da lugar a la construcción de un tiempo y un lugar. Una presencia localizada territorial, y la perspectiva, también, de un tiempo prolongado. No una guerra prolongada, pero sí una negociación armada
prolongada.

Una negociación armada prolongada es una invención política, del mismo modo que la guerra prolongada de Mao, o la insurrección de Lenin. Podemos decir entonces lo que es la política de manera concreta, y volver a concebirla actualmente. Es, bajo la condición de un acontecimiento, una construcción de lugar y de tiempo, que impone determinada distancia con el Estado.

Finalmente, nuestro problema en la actualidad, el problema principal, es saber cómo intentamos determinar el poder del Estado. Eso es sin duda la tarea, para nosotros, más difícil, porque en verdad, en este momento, este poder se presenta al mismo tiempo como algo considerable y muy especialmente indeterminado. Combina dos as~ pectos. Es una especie de fuerza única e irresistible, bajo el nombre de economía. Y es indeterminada porque no es inmediatamente represiva. No está en una medida esencialmente policial o militar. La dificultad, en cierto modo, es que estamos en democracia. Y democracia, en realidad, quiere decir un carácter muy especialmente indeterminado del estado de las cosas. No podemos tener una representación clara de lo que es el poder del Estado. Eso es lo que quiere decir. No es como cuando Lenin decía "El Estado zarista es débil". No es tampoco como cuando Mao decía "Chiang-Kai Shek es bastante fuerte".

Es otra relación, porque lo esencial del poder, en este momento, no es el gobierno. Los gobiernos hasta pueden ser relativamente ridículos. El poder está en otra parte. El poder está en otro lado y no está representado por los Estados en sentido estricto.

Entonces tenemos que preguntarnos lo siguiente: ¿qué acontecimientos pueden mostrar el poder del Estado actual? ¿Qué medida puede darse de este poder? Entonces, para eso creo que debemos, en primer lugar y antes que nada, organizar trayectos nuevos. Esta es la cuestión política central, a mi modo de ver. ¿Somos capaces de imponerle al Estado trayectos sociales y subjetivos completamente nuevos? ¿Podemos crear vínculos ahí donde, en principio, los vínculos son imposibles?

Y creo en el carácter absolutamente central de la cuestión de los vínculos entre trabajadores e intelectuales. Como trayecto, como vínculo, como figura política. No en el viejo sentido en el que el intelectual aporta conciencia al obrero, sino más bien en el sentido de una especie de conexión imprevisible. En la experiencia francesa, en los años 70 hubo trayectos de este tipo, y perdimos estos vínculos. Fueron desacreditados, muchos intelectuales se‑ cansaron de ellos. Como les he dicho, el principal enemigo de la política es el cansancio. Pero tenemos que volver a intentar todo esto. No repetirlo. Re‑inventarlo. Y entonces, en ese sentido yo creo realmente que existen tres términos: los movimientos, el poder del Estado, y la organización paciente, constante, de nuevos trayectos subjetivos. Algo que pasa a través del tabicamiento de los grupos sociales. Algo que propone una articulación distinta de la sociedad. Algo que provoca que nos movamos distinto en la superficie social, algo que ponga en práctica, en acto, nuevas formas de igualdad.

Si tiene que haber organizaciones de grupos políticos, y creo que es indispensable, eso es lo que hay que organizar y se debe pensar. Es necesario que la mayor cantidad posible de personas estén en otro lugar diferente del lugar en el que deberían estar. Es necesario poder ir al lugar al que no deberíamos estar, cualquiera sea la dificultad de esta trayectoria.

Este es un ejemplo de trayecto desinteresado. Es fundamental afirmar que la política es desinteresada, porque la lógica del mundo es la lógica del interés. Tenemos que afirmar categóricamente que la política es tan desinteresada como el arte, que hacemos política por la política misma, de la misma manera que un artista hace una obra por la obra en sí. La política no es un medio. La política es una afirmación. La afirmación de que otro mundo es posible. Y se puede afirmar que otro mundo es posible en un punto muy pequeño. No necesitamos cambiar el mundo para afirmar que otro mundo es posible. Necesitamos cambiar algo. Y hacerlo porque nos interesa hacerlo, porque queremos hacerlo.

Entonces, hay necesidad de grupo y de organización política colectiva como tercer término. Pero no son grupos representativos. No pretenden representar intereses o grupos sociales en particular. Lo que están haciendo es organizar la afirmación política, organizar trayectos nuevos. Hacen circular ideas que no son dominantes. Y desde ese punto de vista están participando de la invención de la política.

Si estamos realmente convencidos de que la política puede ser, en este sentido, una creación, digamos entonces que la organización política es un grupo creador. No es un instrumento, no es un aparato. Es un grupo de creación. Y ese grupo no corresponde a ninguno de todos los grupos que el Estado ha definido.

Esa es, me parece, la pista que podemos seguir en este comienzo de siglo para reinventar la política, el arte de la política, y la alegría colectiva de la política, en este mundo tan triste.

3 . Precisiones del conferencista frente a las preguntas del público

a) ACERCA DEL VOTO Y LA CRISIS DEL PARTIDO

Por supuesto, estoy de acuerdo en que puede haber una oportunidad táctica en las elecciones. El ejemplo del gobierno de Allende muestra claramente que la cuestión central no era electoral. Es justamente, a mi modo de ver, un ejemplo en el otro sentido. Porque se ve que muy rápidamente en Chile la cuestión central fue la cuestión de la política obrera, y de la organización eventual de la resistencia al golpe de Estado. Son cuestiones políticas muy complicadas, muy difíciles, y muy trágicas, y que estaban muy lejos de lo que es la regularidad electoral.

Ese es el primer punto. Pero la observación que yo querría hacer es la siguiente: todas las formas de acción son posibles en un momento dado, pueden serlo. No estoy diciendo que las cosas necesariamente van a ser pacíficas, no violentas. Estoy de acuerdo en que todas las formas de acción pueden ser necesarias en un momento dado. Lo que yo planteo es ligeramente distinto. Lo que yo pregunto, lo que quiero saber, es cuál es la fuente, el origen de la política. Cuál es el sujeto político colectivo en la actualidad. Cómo se lo concibe, cómo se lo construye. En ese sentido hablaba yo de un balance del siglo.

Y propongo entonces decir: ese balance es el balance de la forma partido. No digo que no haya otras cuestiones, como la cuestión de la economía, la de la lucha armada y tantas otras. Pero centralmente, en lo que es la concepción de la política creo que la idea de partido fue lo que forma parte del balance de este siglo. Y un punto característico es que aun cuando se criticaba la forma partido, se proponía otra forma partido. Pero el pensamiento estaba dentro de esa idea. Y creo que tenemos que salir de ahí, de una manera o de otra. Y concebir la política de otra manera, desde otro punto de vista, que no es, por ejemplo, el punto de vista de Lenin a comienzos de siglo, y que tuvo muchas transformaciones, muchos cuestionamientos, pero básicamente fue la idea que dominó.

Y entonces creo que es importante, e insisto con esto, decir que nosotros, nuestra cuestión política, nuestro planteo no es el de la contradicción entre democracia y totalitarismo. Es decir, la fuerza está en tener un planteo propio y no usar el de los demás. Ese es el comienzo de la libertad. Porque ya somos esclavos cuando sólo podemos preguntar las preguntas que nos imponen. Y en este momento hay, en este aspecto, una batalla ideológica enorme.

La batalla es la siguiente, y la pregunta es: nosotros, partidarios de la política de emancipación, ¿,somos los que tenemos que defendernos? Es decir, el mundo entero funciona como si actualmente la política de emancipación fuera la acusada. Tenemos que invertir esta relación. El acusado, actualmente sigue siendo el capitalismo y su política. No debemos aceptar ser nosotros los acusados. Si cometimos errores podemos discutirlos entre nosotros.

Sólo algunas observaciones con respecto a estas preguntas, que son muy interesantes.

En primer lugar, creo que una parte de las cuestiones que tienen que ver con la política se tratan a partir de lo real, es decir, a partir de situaciones, de movimientos, de personas, es decir, a partir de posibilidades de fuerzas existentes. Toda política es política en una situación. Así que estoy totalmente de acuerdo cuando ustedes hablan de lucha antiimperialista, o cuando dan el ejemplo del Movimiento de los Sin Tierra, o cuando plantean la cuestión de qué es lo que puede componer esta nueva política.

Estas son cuestiones del análisis concreto, por supuesto. Es decir, las cuestiones que tienen que ver con la política en acto, y son cuestiones absolutamente esenciales.

Pero entiendan que estoy tratando de intervenir sobre el tema de la posibilidad de la política en la actualidad, y hay un momento en que esta posibilidad  dad está vinculada con una situación en particular. Ese es el trabajo de los militantes.

Hay un momento en que no voy a poder decirles lo que es la política en la Argentina. Ustedes me lo van a decir a mí, forzosamente. Está claro en que hay un momento en que lo que decide las cosas es la situación real. Esa era mi primera observación.

Sobre el hecho de que tenemos que concebir de manera distinta, o entender de manera distinta los movimientos, eso sí, realmente, creo que es muy cierto. Si estamos en una política que ya no es la política de partidos en el sentido común del término, la relación política con el movimiento cambia. Entonces también cambia la manera en que se concibe al movimiento desde adentro del movimiento. Porque ya entonces no tenemos más la idea de vanguardia, porque la idea de partido era también la idea de vanguardia. Es decir, la idea de una dirección de vanguardia del movimiento. Y entonces el movimiento era siempre un poco la retaguardia de la vanguardia.

Como ustedes saben, durante todo el siglo, los partidos desconfiaron de los movimientos. Hay una enorme cantidad de ejemplos en los que prefirieron sacrificar a los movimientos antes que perder la dirección de esos movimientos. Lo que quiero decir es que en realidad había una lógica en eso. Podemos decir ahora que eso era terrible, pero era una lógica, era la lógica de la vanguardia. Si la política ya no está en la lógica de la vanguardia, el pensamiento del movimiento es diferente. Y diría hasta el pensamiento que el movimiento tiene de sí mismo, cómo se piensa a si mismo el movimiento. Una parte de la política se refiere a este punto. Qué es lo que el movimiento dice de sí mismo.


b) SOBRE LA CUESTION DEL PODER Y LA URGENCIA DE LA NECESIDAD

Hubo varias preguntas sobre el tema del poder. Quisiera decir algunas palabritas más sobre este tema. Yo estoy convencido, en primer lugar, de que la política de emancipación tiene que tomar el poder sobre sí misma. Es decir, demostrar que es capaz de crear su propio tiempo, su propio espacio y su propia actividad. Ni siquiera estamos en este estado de independencia, actualmente. Entonces, poder hablar de poder del Estado y poder central, habida cuenta del balance del siglo, además, me parece una ilusión peligrosa. Porque ni siquiera tenemos poder sobre nosotros mismos.

Creo que estamos en el comienzo, pero muy al comienzo, de algo. Tenemos un balance y una herencia, pero estamos empezando algo. Y pienso que es importante, en este comienzo, no estar en la voluntad de poder. Ser libres en este aspecto. A eso llamo paciencia. Empezar en otro lado distinto que ese lugar, que es el de tomar el poder, participar en el poder, estar dentro del poder. Es decir, mostrar en primer lugar que somos capaces de crear otra cosa en otro lugar, y de otra manera. Otras formas de reunión, de agrupación, de discusión, otras maneras de actuar, diferentes de las que produce o de las que impone el estado de la situación.

Quizá nos encontremos nuevamente con la cuestión del poder, no lo sé. No lo estoy excluyendo, de ninguna manera. Pero estoy seguro de que tenemos que empezar de otra manera. Mantenernos lejos de la tentación del poder. Sobre todo porque en democracia se les da poder muy fácilmente. No es ése el problema. Desde el momento que tienen el poder de no hacer nada, se les da el poder. El poder de impotentes se los están dando. Y hay mucha gente que está contenta con eso. De este poder que no tiene poder. Pero bueno, por lo menos tenemos autos... Qué sé yo... Y tenemos choferes.

Lo que pienso es que la voluntad política, actualmente, no puede ser una voluntad estatal. Quizás ambas cosas se crucen más tarde, no lo sé, con otras ideas nuevas que yo no conozco, pero por el momento, en primer lugar, tenemos que separar. Y ésa es mi convicción, y en este momento la cuestión del movimiento es central.

Segunda observación. Es para responder a la objeción económica, que es la siguiente: que a la gente que trabaja, la gente que tiene problemas de trabajo, de desempleo, de vida, no se les puede decir que tengan paciencia, que están inmersos en la impaciencia de que se arreglen sus problemas, y eso lo entiendo. Pero la política no es el resolver inmediatamente los problemas de la gente. Hay que tener el valor para decir eso. La política no es prometerle a la gente que les vamos a resolver los problemas. Eso está muy lindo para un programa electoral. La política es comprometerse en la cuestión de la libertad y la igualdad, en un camino colectivo que es largo siempre, aun cuando en algunos momentos pueda haber aceleraciones. Y hay que decir que es desinteresado, la política es desinteresada del mismo modo que la creación artística o como la invención científica. Es una creación.

La experiencia nos muestra que la gente más pobre, la más oprimida puede estar, puede ser, dentro de esta invención.

Un obrero ruso en 1917, o un campesino chino en 1930, ciertamente no debían tener más tiempo del que teníamos nosotros, y seguramente debían estar tan oprimidos como los más oprimidos de nosotros. Así que sigamos teniendo valor. Se puede construir un tiempo.

Les voy a contar otra historia. Les dije "hay que hacer caminos nuevos, trayectos nuevos

En este momento yo me ocupo mucho de la cuestión de los obreros extranjeros a quienes no se les quieren dar papeles en Francia. Es gente que vive en lugares horribles, que hacen trabajos espantosos en la construcción, en todo lo que es gastronomía. Los hay, los conozco, que trabajan 15 horas por día, como en el siglo XIX, y puedo decirles perfectamente que se puede hacer política con ellos, pueden encontrar tiempo para reunirse, para decidir manifestaciones, para crear tiempo y para crear espacio.

Entonces, todo el mundo puede hacerlo, sin excepción alguna. Y ésa es una de las razones por las cuales la política es lo que hay más universal. Porque verdaderamente puede comprometer el pensamiento de todos. El problema es plantear la forma política adecuada, y estar nosotros mismos convencidos de que eso es posible, si somos bastantes en estar convencidos de que esto es posible, entonces lo es.

c) SOBRE LA POSIBILIDAD DE LA POLITICA Y LA RELACION ENTRE MOVIMIENTO Y ESTADO

Con respecto a la primera pregunta, querría decir que no se le puede objetar a la posibilidad de la política cierto estado del mundo, ya que una verdadera política construye algo contra o al lado o diferente de este mundo.

Sucedieron cosas terribles durante el siglo. Pero no podernos decir que esas cosas terribles volvieron imposible la política. Porque si la política es imposible entonces van a suceder cosas terribles, y estoy seguro de eso. Nuestro mundo es un mundo terrible. No es en absoluto un mundo tranquilo, democrático. Es un mundo tironeado por terribles tensiones y si no inventamos una política para este mundo, vamos hacia catástrofes inimaginables.

Yo siento personalmente que éste es un mundo de la muerte. Y la política es justamente una cuestión para hacer de este mundo un mundo de la vida. Entonces es esencial inventar la política.

Ustedes saben que Marx: decía "socialismo o barbarie", y a veces hubo socialismo y barbarie. Pero en todo caso sí podemos decir "política o barbarie". La política es la posibilidad de que el destino colectivo pueda pensarse, aunque más no sea un poco, y no esté abandonado al poder puro. Y ésa es una cuestión de vida.

Sobre Seattle y Washington, eso prueba que existe una inquietud y que hay un movimiento anticapitalista en la actualidad. La composición del movimiento es muy complicada, muy heterogénea, pero es un síntoma muy positivo y muy interesante.

Sobre la última pregunta, quisiera empezar por el final.

Es cierto que puede haber una relación directa entre movimiento y Estado, y un movimiento puede estar perfectamente cara a cara con el Estado, encontrarse con el Estado. Y con frecuencia es lo que sucede. Lo que queremos saber es si se puede llevar esta idea hasta la idea de insurrección clásica. Es decir, la idea de una destrucción del Estado por parte del movimiento.

Yo creo que realmente ésa es una idea del siglo XIX. Eso era lo que creían realmente los obreros revolucionarios del siglo XIX, y es lo que intentaron heroicamente.

Yo sigo pensando que tenemos que quedarnos en un esquema con tres términos, y no en un esquema de dos. El movimiento, el poder del Estado y algo más. Y otra cosa que ya no puede ser el partido bajo la forma que tuvo en el Siglo XX.

d) SOBRE EL CONCEPTO DE ESTADO

Se trata de ubicar la idea de Estado en el marco de la noción más general de estado de situación.

Yo pienso, realmente que hay que partir del concepto de estado de la situación y determinar ahí dentro lo que sucede en el Estado en el sentido habitual del término. Quizá, por otra parte, el Estado, en el sentido habitual de la palabra, podamos llamarlo sencillamente gobierno. Actualmente lo que hay que hacer es ampliar la noción de Estado. Es algo muy, muy importante, porque el significado restringido del Estado, el aparato gubernamental y represivo, sirve, actualmente, para disimular los verdaderos mecanismos del poder.

Primero, porque una buena cantidad de esos mecanismos son transestatales, son multinacionales. No se puede insistir con la globalización por un lado y quedarnos por otra parte con el Estado como el Estado-Nación que conocemos. Creo que es más eficaz, desde el punto de vista político, hablar de un estado de la situación como estado del poder, incluyendo la economía, y entonces disponer dentro de eso la posición gubernamental o estatal en el sentido clásico.

Les recuerdo que el propio Marx decía que los gobiernos eran los apoderados del capital. No eran más que eso. Quizá esto sea todavía más verdadero actualmente. Y además de todo eso, son los apoderados de un capital que ni siquiera es nacional. Es decir, el Estado es el administrador de los flujos de capitales. Incluso, podríamos decir que se ha separado de los bancos centrales. Los bancos centrales ¿son parte del Estado, o no lo son? Me parece que sería absurdo decir que están por fuera del poder del Estado, y sin embargo no son gubernamentales.

Así que estoy convencido de que hay que ampliar la noción de Estado.

e) SOBRE LA IGUALDAD

La igualdad, la igualdad es un concepto que siempre está en situación. No es un concepto abstracto. En una situación determinada nosotros podemos saber lo que tiende a la igualdad o lo que no tiende a ella. Tomo el ejemplo con el que estoy militando ahora, y por eso lo tomo. Si en un país tienen obreros indocumentados, saben perfectamente lo que quiero decir cuando digo igualitario o no igualitario. Si ustedes se ponen en una línea igualitaria dicen "hay que tratar a estos obreros como a todo el mundo". Van a estar, por el contrario, en una línea de no igualdad o de desigualdad, si dicen "hay que echarlos, hay que perseguirlos, no hay que permitirles la entrada".

Es decir, creo que en situación, lo que es una propuesta igualitaria es algo perceptible. Y pienso que una política progresista es una política que sigue esta línea igualitaria en situaciones muy variadas. Puede ser la igualdad subjetiva, puede ser la igualdad de condiciones, puede ser la igualdad de derechos. Depende del contexto. Pero en situación si se puede juzgar políticamente lo que es igualitario y lo que no lo es.

f) SOBRE EL TERRORISMO

Yo personalmente no pienso que la actividad terrorista dé una medida del poder del Estado. A mi manera de ver, la actividad terrorista no constituye un acontecimiento. En todo caso, un acontecimiento político. Porque todo acontecimiento político es fundamentalmente de sentido público y colectivo. La actividad terrorista, a mi modo de ver, es una actividad simétrica de la actividad policial. No quiero acá emitir juicios. No quiero tomar el lugar de los jueces o de los Estados. Pero pienso que entre un acontecimiento público, imprevisible, que pone al Estado frente a su responsabilidad popular y pública, y un atentado terrorista, hay una diferencia de naturaleza.

El argumento terrorista, por otra parte, no es el de dar la medida del poder del Estado. Es, como lo dicen ellos mismos, forzar al Estado a mostrar su naturaleza represiva. Y no es lo mismo. Desde ese punto de vista, y es indiscutible, el acto terrorista no es una medición. Es una provocación. Y es en la propia opinión de los terroristas una provocación. No creo que se pueda trabajar así en lo que yo llamo "ponerse a distancia del Estado".

g) SOBRE EL SIGLO XX, LOS PARTIDOS Y EL DOGMATISMO

Quiero decir que mi intención no fue en absoluto decir que el siglo XX fue vacío, inútil o criminal. Creo haber dicho que le debemos a la idea de partido grandes momentos políticos. Lo que digo es que esta idea, actualmente, está saturada. Toda idea nueva en algún momento termina su carrera.

Esa es mi posición sobre la idea de partido, pero yo no reniego en absoluto de los grandes momentos históricos vinculados con la idea de partido. Y sigo admirando, y mucho, ciertas secuencias de la política vinculadas con esta idea de partido. Pero pienso que ya no podemos seguir haciendo las cosas de esta manera. No es necesario, para ser partidario de lo nuevo, renegar de lo viejo. Pienso, por el contrario, que la fidelidad a lo antiguo, a lo viejo, es justamente inventar algo nuevo.

En segundo lugar, pienso que el problema de determinada crítica  al dogmatismo sigue siendo un problema de tipo general. Las ideas que se han recibido, los prejuicios, tienen resistencia. Y generalmente prefieren morirse antes que cambiar. Es el trabajo del instinto de muerte en política. Por último, pienso que efectivamente hubo tentativas de invención política en las últimas décadas, que se situaron en terrenos muy variados, muy diferentes. Yo mismo pude observarlo en Brasil, que había ciertas iniciativas populares progresistas. Y que estaban, de hecho, ligadas a la Teología de Liberación más que al marxismo dogmático. Eso prueba que actualmente que la invención política puede ser abierta y que hay que estar capacitado para una discusión amplia, como estamos haciendo acá.

h) SOBRE EL NIHILISMO, EL AMOR Y LAS RELACIONES SOCIALES

Me sentí muy afectado, conmovido, por aquella expresiones que reflejan sentimiento de desaliento, sentimiento de que la situación es muy pesada, y las esperanzas son muy limitadas. Una subjetividad que es una especie de nihilismo político. No digo que sea la suya. La llamo de algún modo. Y es una subjetividad que está muy difundida entre la juventud y lo sabemos todos.

Ustedes se dan cuenta que en estos casos uno puede engancharse con un discurso débil. Es decir, esa idea de, sencillamente, “algo menos malo antes que no tener nada en absoluto”. Y es una subjetividad completamente real.

Pero sencillamente quisiera decir dos cosas: la primera, nunca sucede que no hay ningún movimiento. Puede haber un movimiento débil, o escaso movimiento, pero nunca sucede que no haya ningún movimiento. Y entonces muchas cosas van a depender de la importancia que se le otorga a algo limitado. Porque nosotros tenemos la libertad de decidir la importancia de algo. Y eso es políticamente algo considerable.

No son el Estado y la televisión los que van a decirnos, ni los que tienen que decirnos, lo que es importante y lo que no lo es. Tenemos el derecho absoluto a pensar que la revuelta de cien personas en un rinconcito es mucho más importante que las próximas elecciones. Tenemos esa libertad. Es la libertad de pensamiento. Vuelvo a la comparación con el artista. El artista que puede considerar que en un momento determinado el lugar donde va a poner blanco o rojo es mucho más importante que la economía del mundo.

Nosotros somos libres de hacer esto. Y la política siempre empieza así. Empieza otorgándole importancia a algo que normalmente no la tenía. Marx empezó de esa manera. Marx dijo “las revueltas obreras son muy importantes” en una sociedad que consideraba que no tenían la más mínima importancia, sociedades que consideraban que lo importante era la vida de los ricos, el gobierno, las sociedades comerciales, los bancos, los ferrocarriles. Él dijo, él decidió, que una revuelta obrera era algo importante. Y él decidió que iba a pensar el mundo desde ahí. Esa es mi primera observación. Seamos libres, completamente libres, en lo que vamos a decidir que es políticamente importante. Es decir, lo que nosotros consideramos como real. Porque las oposiciones políticas son oposiciones sobre lo que es real.

Otra cosa que quería decir sobre esta pregunta. Hay que ver el período, también. Estamos pasando, ciertamente, de una idea de la política a otra idea de la política. Y en este tipo de períodos, la investigación  intelectual, la búsqueda intelectual, son verdaderamente importantes. Esa pregunta, ¿qué es la política?, tiene una enorme importancia, aun cuando no suceda gran cosa. Al menos podemos reunirnos para discutir sobre eso, que es lo que estamos haciendo. Pero podemos hacerlo en grupos reducidos, en determinados medios. Podemos hacerlo de muchas maneras distintas. Y nada más que con explicar en todos lados hasta qué punto es importante esta pregunta, hasta qué punto se trata de política o de barbarie, ya eso constituye e una acción significativa.

En segundo lugar, la serie de nociones que utilicé puede aplicarse a otros campos. No sólo en política hay acontecimientos y no sólo en política se construye tiempo y se construye espacio. Esta mañana dije, frente a otro público, que era el caso del amor. Habría mucho  que decir de los vínculos entre amor y política. Por supuesto que podemos hacer uso de todo esto en otros campos de experiencia. Por último, estoy totalmente de acuerdo en decir que la crisis de los partidos es la crisis de la representación, que es lo que dominó el siglo. En el fondo, el siglo empieza con esta frase de Lenin: "Las masas están divididas en clases, las clases están representadas por partidos y los partidos están dirigidos por jefes". Frase de Lenin, pero es una frase del siglo. Lenin decía: "Ese es el abc del marxismo". Ya no podemos funcionar con ese abecedario.

En cuanto a las relaciones sociales, es cierto que no pronuncié esa palabra, pero es algo, a mi modo de ver, absolutamente fundamental. En la idea que yo me hago del Estado, la codificación y la determinación de las relaciones sociales es esencial.

Por eso creo que la política consiste siempre en deshacer determinadas relaciones, o consiste en producir otras relaciones. Eso era lo que quería decir con "trayectos nuevos". Es decir, hablo de prácticas que no estén sometidas a las relaciones sociales existentes.

No tengo ninguna objeción a que se le llame a esto "contrapoder", entendiéndose que el contrapoder es lo que se sustrae al poder. La capacidad de una política es la capacidad de estar en otro lugar que aquél al cual el poder la está convocando.

Desde ese punto de vista, la cuestión de las relaciones sociales y de las relaciones en general es una cuestión central en política.

i) SOBRE EL LENGUAJE, EL GÉNERO Y LA HISTORIA

Yo estoy completamente convencido de que hay que inventar nuevas palabras, nuevos modos. Cuando se pasa de una época política a otra, hay que encontrar otro estilo, otro significante – si puedo decirlo así –. Es cierto, las palabras están gastadas. Entonces es necesario inventar un lenguaje nuevo también.

Quizá las nuevas generaciones sean mucho más capaces que nosotros de hacerlo un día, porque es cierto, nosotros hemos vivido en el lenguaje y aun sabiendo que hay que cambiarlo, quizá nos falta inventiva. Estoy totalmente de acuerdo en que va a haber que renovar las palabras, y creo que tiene que ver con los vínculos entre la politica  y otra cosa que la política. Porque aun en nuestro siglo hemos visto a poetas participar en la invención de palabras de la política. Creo que necesitamos una nueva poética política.

En segundo lugar, está el tema de las relaciones sexuadas y de las relaciones familiares. Estas relaciones forman parte del sentido amplio de lo que llamo el Estado y el poder del Estado. Quiero recordar que para el marxismo clásico la familia forma parte del Estado. No tienen más que leer el libro de Engels, El origen de la familia, la propiedad privada y el Estado. Propiedad privada, familia y Estado es todo el mismo conjunto. Y en familia, en sentido amplio, hay que incluir el conjunto de las relaciones sexuadas.

Y es cierto que hubo necesidad de movimiento para que hubiera una medida de todo esto. Con lo cual se movieron las fronteras entre lo público y lo privado. Al respecto, yo tengo una posición que es lo siguiente: pienso que sigue habiendo siempre una distinción entre público y privado, pero es móvil.

Entonces, hay desplazamientos del límite, sin que sepamos muy bien hasta dónde pueden llegar estos desplazamientos. Pero no hay una abolición pura y simple de la diferencia, de la distinción. Eso significa, sencillamente, que no todo es política. En los años 70 se dijo "todo es política". Personalmente, pienso que todo no es política, probablemente porque no hay todo.

Por último, yo no Pienso que haya que hacer tabla rasa. Yo mismo di ejemplos que son ejemplos históricos. Pienso que todos podemos tomar enseñanzas de grandes pensamientos políticos. Después de todo, hubo un momento en que el marxismo era nuevo, las ideas de Lenin eran nuevas. Entonces, siempre es interesante referirse al momento en que esas ideas eran nuevas, en que esas ideas aparecieron. En el fondo, nos interesan todos los grandes momentos de invención política, porque nosotros mismos necesitamos una invención política.

Y otra vez vuelvo a la comparación con el arte. El gran artista es un creador. Pero hay algo de la historia del arte que sí le interesa. Su invención es también una continuación. Así que nosotros tenemos que continuar la política de emancipación. Nuestra invención es una continuación de algo. También somos los descendientes de Espartaco. Tenemos que vernos también como eso.

j) ACERCA DEL ANÁLISIS CONCRETO Y LA PARÁLISIS DEL PENSAMIENTO

En lo que se refiere al análisis concreto, el problema de un análisis concreto es que uno tiene que saber qué es lo que está buscando. Y no es otro análisis. Es el mismo, por lo que estaba diciendo de que todo el problema de un análisis es determinar lo que uno considera importante. No tenemos en política, evidentemente, las mismas reglas sobre lo que es importante que en la situación dominante. La opción de lo que es importante en la situación no es el análisis de la situación lo que lo va a dar. Hay una decisión, entonces, que es más importante que el análisis.

Finalmente, el análisis concreto en sí mismo está políticamente dirigido. Y si no, no podemos saber lo que es políticamente importante en la situación. Entonces, sobre el primer punto, sigo estando convencido de que hay que hacer análisis concretos. Pero el compromiso del pensamiento es lo que está en primer lugar. Si no, bueno, análisis concreto quiere decir el análisis periodístico. Bueno, me van a decir “las nuevas tecnologías son muy importantes”, pero quizá no tengan ninguna importancia. Finalmente, eso es una decisión política.

Quería terminar con lo que se dijo sobre la parálisis del pensamiento y de la imaginación.

Quizá yo estoy hablando de Europa, quizá no sea aplicable a aquí Pero esta cuestión de la parálisis es muy importante. Porque en el fondo, la propaganda del enemigo, casi nos persuadió de que éramos  culpables. Y ya lo dije ayer: ése es un punto muy importante. La parálisis también está ahí.

Tenemos que dejar de pensar que somos culpables. En Europa existe casi prácticamente la convicción de un pensamiento único. Y eso es la muerte de la política.

Entonces, tenemos que asumir el balance de este siglo, pero de una manera no culpable. Hubo grandes tragedias, hubo fracasos espantosos. Pero no somos culpables. Al final de las cosas es un proceso absurdo, nosotros no somos culpables. Estamos buscando con dificultad, penosamente, aquello que es la emancipación de la humanidad. Y estamos asumiendo el siglo, con sus extraordinarias dimensiones y con sus catástrofes.

Pienso en el final de una obra de Sartre, que se llama "Los secuestrados de Altona". El héroe dice al final de la obra, “Me puse al siglo en los hombros, y dije 'voy a responder de eso' ”. Hagamos eso: pongámonos el siglo sobre las espaldas y abramos un siglo nuevo. ¡Y basta con esto de que somos culpables!