De la Serie: Guerra por el consumo

Expertos
por Diego Valeriano




Desde todas las  UNICEF ya sea Oriente Medio, el Norte de África o Latinoamérica se ha advertido de que el alargamiento de los conflictos armados podría estar dejando cicatrices "duraderas" e "invisibles" en los niñxs, debido a una exposición prolongada a la violencia, al estrés, a los múltiples desplazamientos y a la pérdida de familiares y amigos.

La guerra despliega su mayor crueldad provocando innumerables “cicatrices” en las nenas y nenes. Pesadillas, mojar la cama de noche, sensación de miedo extremo, mayor "retraimiento y apego", perder  la capacidad de conectar emocionalmente con los demás y consigo mismos y existe la posibilidad de que se "paralicen" sus sentimientos básicos, haciéndoles incapaces de pensar en el futuro o recordar eventos recientes; son muestra de esto.

La guerra por el consumo no es analizada por las autoridades de UNICEF, que en su vademécum no aparecemos como zona de conflicto armada. Tal vez por eso más que cicatrices lxs pibes tienen nuevos hábitos. Ludmila, con solo cuatro años sabe qué días la mamá cobra la asignación, se le nota a todos en la cara. Mayra pide en la estación de Hurlingan, con su hermana se compraron dos Sansung Galaxi y tienen que cubrir la cuota de la tarjeta del papá; le quedan solo cuatro meses. Mauro se quedo sin dos dientes pero con las zapatillas; sabe lo que le costaron a la vieja como que esos pibitos lo puedan arrebatar así de fácil. A Brian le robaron el celu, creen que por no ser argentino se iba a quedar sin hacer nada, con su hermano ya agarraron a dos y hay uno que anda refugiado.

Hábitos y cicatrices son siempre simbólicos ¿Quién no se lame las heridas de acuerdo a como corren los tiempos? Hay, eso sí, juegos y nuevas formas. UNICEF no entiende nada o ¿acaso que un pibe a los tres años juegue al allanamiento no es signo de que estamos en guerra?

@valeriano2015