Entrevista con Sebastián Scolnik: “Descubrimos que hacía falta una editora nacional y que la Biblioteca podía cumplir ese rol”

Por Juan Ciucci
APU: ¿Cómo arranca la editorial?
Sebastián Scolnik: Horacio González vino en el 2004 y la editorial arrancó al año siguiente. En principio empezamos sacando la revista La Biblioteca, que era una fuerte vocación de Horacio por recuperar la tradición de la revista, que la había fundado Paul Groussac y después la siguió Borges y él se puso de alguna manera en continuidad con esa experiencia. O sea que primero empezamos sacando la revista y después empezamos a coeditar algunos libros hasta que descubrimos que, fundamentalmente Horacio, hacía falta una editora nacional y que la biblioteca, si bien no tenía la aspiración de ser la editora nacional, podía de alguna manera cumplir ese rol de la edición. Que siendo que había experiencias muy fuertes anteriores como el CEAL (Centro editor de América Latina) o todas las experiencias ligadas a EUDEBA y demás ya no tenían la fuerza que supieron tener en otro momento. Entonces, en una situación marcada muy fuertemente por la transnacionalización del mundo editorial o por el mercado de suplementos culturales de los medios masivos, falta la intervención de una política editorial subsidiada que pudiese editar aquello que el mercado no valora. No lo hace como un negocio, ya sea por su tamaño o por el tipo de publicación, etcétera. Pero que a la vez tuviera la fuerte impronta de crear públicos lectores nuevos. Y, un poco, Horacio puso la biblioteca en ese rumbo al decidir crear la editorial.
APU: En ese sentido, las colecciones cómo se pensaron ¿qué sería esto que queda fuera del mercado?
SS: Por ejemplo, hay una parte de la edición que fue muy saludada, que es la colecciónReediciones y antologías. Es una colección que quedaría por fuera del mercado por el hecho de que son muy voluminosos, la edición facsimilar de la revista Los libros son cuatro volúmenes con los cuarenta y cuatro números que salieron de esa revista. Otro tanto la edición de Proa que se vende a $300 los dieciséis números de la revista. La reedición de la revista Envido, de Poesía Buenos Aires (que la estamos por editar), Pasado y presente, son volúmenes grandes que dan cuenta de una experiencia editorial, un conjunto de revistas de muchos números y que no son redituables desde el punto de vista del mercado. ¿A cuánto lo tenés que vender si tomás los costos de una editorial común? Y acá la Biblioteca subsidiando la lectura cumple una doble misión. Por un lado difundir ciertas lecturas del pasado que considera que hoy tiene algún tipo de relevancia en la discusión, y por otro lado ayudar a la Biblioteca Nacional a completar fondos que algunas veces no tiene, porque con cada edición de estas nosotros salimos a completar fondos que a veces no están en la hemeroteca o no están completos.
El caso de la revista Contorno es emblemático: no estaba en el país completa, estaba por fotocopias y se hizo un trabajo de investigación en el cual se dieron con todos los números y se hizo toda una reconstrucción que eso es parte del trabajo que se hace, el de limpiar los originales, una especie de “linotipismo digital” del nuevo tiempo. Esa doble función la cumple la Editorial de la Biblioteca Nacional con esta colección Reediciones y antologías. Después está la colección Los Raros, que publica cosas que precisamente por raras no son abarcativas de un público masivo, es decir, sus ediciones y sus precios son completamente subsidiados. Subsidiados no quiere decir necesariamente a pérdida, en el sentido de que por primera vez la Biblioteca Nacional a través de su editorial logró estar en las librerías del país y eso también es una novedad para el Estado, la capacidad de intervenir en el universo editorial, en los suplementos culturales pero también en el mundo de las librerías. Entonces, a través de la editorial se construye una presencia de la Biblioteca en la escena cultural. Y también se da a partir de ciertas cosas como la publicación de las obras de León Rozitchner. Es un conjunto muy basto de obras y que la verdad si uno analiza la política de precios respecto de la calidad de edición y al material que ofrece es realmente una ecuación muy virtuosa en estos años y eso se pudo lograr por la fuerte impronta que Horacio González le puso a la editorial.
APU: Más o menos cómo funciona la editorial ¿hay un equipo que preselecciona?
SS: Por un lado hay un equipo de trabajo muy chico, seremos unas diez o doce personas que se ocupan de todo, el proceso del libro es muy complejo: sacar ISBN, administrarlo, manejar el stock, la distribución, la venta en la librería de la Biblioteca, la diagramación, la edición etc. Horacio (González) interviene fuertemente en los criterios de selección de lo que se publica en una especie de diálogo muy abierto con nosotros y también con otras personas de afuera que vienen a acercar proyectos de edición; y la verdad es que nos vimos desbordados. Al día de hoy en menos de diez años llevamos unos trescientos cincuenta títulos, siendo esto que tenemos la ventaja de pertenecer al Estado pero también sus desventajas, ciertos procedimientos, ciertas reglamentaciones, formas de trabajo que no son las más dinámicas para un mundo tan cambiante como lo es el editorial. Es un grupo chico pero con criterios prácticos bastante aceitados y que asume en colaboración con otra gente de la Biblioteca el trabajo de llevar adelante la editorial. Es un trabajo bastante arduo.
APU: Quizá  la colección más popular sean los libritos chiquitos…
SS: Sí, los de La máquina del bicentenario. Eso es claramente una política de fomento de la lectura, es el rescate de libros clásicos o contemporáneos porque ha habido una cantidad de autores que han cedido cuentos y cosas. Son libros que están a cinco pesos, se mete una moneda en la maquinita y te llevás un Roberto Arlt, un David Viñas, un León Rozitchner, Quiroga, Borneman, un Borgesito te podés llevar... Eso hace furor, en cada Feria del libro se lleva La maquina del bicentenario y ahí la Editorial trabaja incluso por debajo de sus costes, pero es una política ponerlo en circulación. Además, a través del dispositivo de la máquina, genera un entusiasmo en los pibes, que de esa manera se accede a un libro es un gesto muy bonito. Sí, es la más popular de las colecciones.
APU: También se está editando la revista Modulo 2
SS: Sí, ese es un trabajo que dirige María Moreno con presos del Penal de Ezeiza, y la Biblioteca se pone como estructura al servicio de este trabajo que considera muy relevante: narrar las cárceles con el lenguaje producido desde las mismas cárceles. Ahí editamos, no intervenimos tanto en el proyecto sino a través de María Moreno.
APU: Hace poco presentaron la colección Jorge Álvarez.
SS: Es una colección muy importante. Por un lado está el tema de la figura de Jorge Álvarez, que es en sí mismo una figura histórica al haber participado en experiencias musicales y literarias como editor. Y la idea de la colección Jorge Álvarez era armar una especie de diálogo histórico entre aquello que él editó y el contexto en el cual él editaba y cosas de este tiempo que invita a pensar la edición hoy. Es como dos generaciones de edición en la cual participa Jorge Álvarez de ambas y es muy interesante porque sacamos dos libros al mismo tiempo. El primero son las obras completas de Germán Rozenmacher, la editora Jorge Álvarez en su momento empezó con el cuento Cabecita negra de Rozenmacher, que es un cuento bastante importante y lo que hicimos acá no fue sólo editar ese cuento, que era como la piedra inicial de la editorial, sino sumar todas las obras, los guiones de televisión, de teatro, los artículos periodísticos y los demás cuentos y armar las obras completas. El segundo volumen es uno muy pequeño de César Aira, se llamaTres cuentos pringlenses y que donó específicamente como una forma de apoyar esta experiencia. Y también para ponerse en diálogo con lo que significa Jorge Álvarez, con lo que significa desde el punto de vista de una edición pensada desde la Argentina con los criterios autónomos de la edición.
APU: Están planeando la edición facsimilar de la revista Fichas.
SS: Van a salir más o menos juntos tres facsimilares, uno es Socialismo/Peronismo y liberaciónque es la revista de Hernández Arregui, Fichas de Milcíades Peña y la revista Pasado y presente,que se cumplen 50 años desde que comenzó a salir. Saldrán en febrero, marzo. Ya la estamos montando y terminando de pulir los detalles.
APU: Y, a futuro ¿alguna otra publicación?
SS: Poesía Buenos Aires es otra publicación importante, son dos volúmenes de la más célebre quizá revista de poesía que salió en el país y específicamente en Buenos Aires y la idea también es tenerlo para marzo, abril, lo antes que se pueda. Pero son trabajos muy duros porque hay que limpiar imagen por imagen; cada página es una imagen y es, a veces, un trabajo de reconstrucción artesanal. Se escanea o se saca foto y después se la monta en la pantalla y con programas de edición se va reconstruyendo la imagen, borrando manchas, a veces clonando letras para conservar la tipografía original, es un laburo arduo. Pero la idea es que de acá a cuatro meses salgan esos facsimilares que van a ser muy importantes.