Sobre la política de tipo masculina
(una lectura de coyuntura) por Rosa Lugano “El problema de la mujer siempre ha sido un problema de hombres”. Simone de Beauvoire La política en masculino siempre ha intentado dominar aquello que se le escapa de las manos. Sin ir más lejos, Maquiavelo, que pasa por Gran Sensei de la política, explicaba que a la fortuna –materia voluble– había que tratarla como a la mujer: conquistarla, cuando no directamente someterla. Nietzsche, contra el feminismo, proponía “hacerle” un hijo a la mujer, lo que lo sitúa como un dandy vitalista en relación al padre del contractualismo moderno, Jean-Jacques Rousseau, quien sugería que la educación de las mujeres “esté siempre en función de la de los hombres. Agradarnos, sernos útiles, hacer que las amemos y las estimemos, educarnos cuando somos pequeños y cuidarnos cuando crecemos... Estas han sido siempre las tareas de la mujer, y eso es lo que se les debe enseñar en su infancia”. Siquiera zafa el bueno de Spinoza, objeto de cult