Narciperiodismo
por Juan
Manuel Sodo
Supongamos
que uno de los Doce Apóstoles de Sierra Chica se hizo evangelista, tiene una
enfermedad terminal y quiere irse sin remordimientos de esta vida. Hace
entonces algunos contactos y pacta con un importante medio una nota en exclusiva.
Acuerdan en que le van a mandar un periodista a la cárcel. Lo que el Apóstol no
tiene manera de saber, claro, es que la va a terminar tocando en suerte un
cronista formado en la escuela Vignolo de periodistas.
(En la sala de visitas, a solas, se enciende
el grabador)
APOSTOL: Bueno,
estaba necesitando tener la oportunidad de hablar…
PERIODISTA: Y
yo creo muy necesario difundir su testimonio
A: tener la
oportunidad de decir algunas cosas…
P:
difundirlo, pero no tanto por mí como por la gente.
A: de
expresarme tranquilo, ser escuchado sin ser juzgado…
P: porque en
definitiva yo no soy más que un vehículo entre los protagonistas y la gente.
A: quisiera
que mi verdad sea la de esta nota, no la del tribunal…
P: la gente
como usted, como yo, como cualquiera que se levanta todos los días y sale a trabajar;
créame que soy un tipo como cualquier otro, con la diferencia de que el destino
me puso hoy acá con un micrófono.
A: del
destino. Del destino de algunas personas precisamente quería hablar…
P: con un
micrófono y ante tamaña responsabilidad
A: contar lo
que hicimos en el motín del noventa y seis, que se sepa la verdad, ya va siendo
hora…
P: porque la
pluralidad de voces ante todo, el hacerle lugar a la diversidad de miradas, la
libre expresión
A: (…)
P: y su
versión de los hechos es una de las menos escuchadas, por eso la necesidad de
difundir su testimonio, y el valor periodístico que tiene esta nota
A: (…)
P: valor
para la gente, que a través de este humilde servidor, de este agradecido a la
profesión, va a tener la oportunidad de conocer su palabra
A: (…)
P: pero
también entiendo su situación, todo lo que se juega, silencios guardados tanto
tiempo
A: (…)
P: créame
que lo entiendo, me pongo en su lugar y no debe ser fácil hablar
A: (…)
P: hablar ante
este laburante como todos, con sus virtudes, con sus errores
A: (…)
P: créame que
es totalmente comprensible, mi amigo, no tiene nada que reprocharse
A: (…)
P: no tiene
nada, pero absolutamente nada que reprocharse si ahora prefiere no hablar