Lo que puede dar de SI un NO: 10 tesis frente al Imperio
por Pensar la tierra
No caben medias tintas. No hay posibilidad de jugar a dos bandas. Las posibilidades de una política democrática moderada encuentra hoy sus últimos pasos en Atenas. Agotada en sus propios significantes vacíos, huye de si, hacía lugares comunes donde los significados comienzan a llenarse de sentido.
Lo que
sigue son algunas emociones desconcertadas e irresueltas de las que no
sabes exactamente a partir de que nacen, ni que es aquello que las puede
sofocar. Las palabras que siguen tratan desde una perspectiva personal de
desatar algunos nudos que se aprietan en nuestro estómago estos días. Son ideas
que nacen del espanto, que quieren transmitir la esperanza propia de un mundo
que no deja de nacer a cada instante:
1.-Toda
política revolucionaria nace de una voluntad absoluta de transformación radical
que emana de la predisposición de asumir los términos de Nosotros y ellos. El antagonismo
existente entre el sistema capitalista actual y las sociedades contemporáneas
no dan lugar sino a un amasijo de sufrimiento y dolor que en épocas de crisis
como esta vertebra lo que podemos llamar nuestro nazismo contemporáneo.
2.-Tal
y como se ha demostrado el Gobierno Griego, pese a sus buenas intenciones no ha
sabido asumir los riesgos que comporta una política revolucionaria, entendiendo
esta como la suma de las voluntades de cambio y transformación radical de las
condiciones de vida existentes. El Gobierno progresista griego encabezado por
Alexis Tsipras en un acopio de razones ha demostrado insuficiente el hecho de
gobernar asumiendo las línea rojas impuestas por el enemigo. El Gobierno de
Alexis Tsipras muy a nuestro pesar es parte ya del Bloque de las
posibilidades que dominan.
3.-La
Europa de la Unión, es la Europa del Capital, el hambre y la guerra. Esta
guerra hoy ha estallado en el corazón de nuestra Europa, la Europa de los
pueblos, la Europa del Sur. Hoy el capitalismo ha traído la guerra al corazón
de la bestia. Las certezas que nacen de la situación política en Grecia
descartan cualquier vía “legal” de construcción de un sistema diferente, de un
sistema distinto donde la voluntad de las mujeres y los hombre constituyan una
forma de gobierno, ni de manera directa ni de manera representativa.
4.-Las
fuerzas revolucionarias a lo largo de toda la Historia de los pueblos de Europa
del siglo XIX y XX nunca han tenido posibilidades políticas, por lo general.
Los comunistas y anarquistas, en los periodos de estabilidad de los regímenes
Europeos nunca han tenido nada que decir salvo en los periodos de crisis
irreversible. Toda la estrategia de dispositivos y hegemonías desplegadas por
los modernos Estados europeos han forzado a un nivel de control y miedo, ante
el cual la población se ha visto arrinconada, sumida siempre en el terror.
5.-El
único momento para desplegar una política revolucionaria es aquel instante en
que han fracaso todas las vías democráticas del régimen. Este momento de crisis
excepcional es el lugar para el despliegue masivo de un sentir general que
venza los miedos propios de un proceso de transformación radical que acabe con
una forma agotada de comprender el mundo. Es tarea de las fuerzas
revolucionarías comprender el momento histórico de su llamamiento. El
campo de disputa hoy es la voluntad general de la población, más cerca que
nunca de afrontar sin paliativos un proceso de transformación de las condiciones
existentes ,mediante el re-arme, la tensión, la fuerza y en cierto grado, la
violencia.
6.-La
tarea histórica de los frentes progresistas ha sido asumir la tarea de sostener
un régimen en descomposición. Este ha sido también su pecado. Ante la falta
absoluta de capacidad política, de poder real y de acceso a las estructuras de
poder, cierta izquierda progresista europea ha visto cualquier modo de acceso
al poder, como el modo propicio de acceder al poder, por
“responsabilidad” se ha accedido a gobiernos sin tener un programa político de
transformación. Esta izquierda progresista europea por resistir dentro de la
legalidad del régimen ha aplicado políticas, que jamás hubiera creído. Ha
desarrollado políticas que objetivamente más tenían que ver con el modo
capitalista de comprender el mundo que con el modo revolucionario de afrontar
una toma de poder. “Esto es todo lo que podemos hacer”, “Debemos acatar estas
reglas por responsabilidad”, “Un gobierno de cambio requiere asumir la seriedad
propia de un gobierno de Estado”.
7.-Las
fuerzas sociales de la Europa de hoy deben saber asumir su papel en el proceso
histórico y saber por tanto leer las condiciones históricas por las que ha sido
inevitable que un Gobierno como el de Syriza llegará al poder. En el
terreno de la batalla de las ideas, hoy hay más población griega cuya opinión
es favorable a un cambio radical que nunca. Esta batalla de las miradas, de las
opiniones es una de las batallas donde históricamente han sido derrotados los
movimientos revolucionarios europeos, ya que han actuado tan solo refugiados en
la verdad de sus palabras sin tener en cuenta que lo que es decisivo en la
batalla que se libra, esto es, la opinión de la mayoría social del País. Hoy en
Grecia las opiniones son más favorables que nunca.
Al
igual que pasó en Rusia con la Revolución de 1905 o en el Estado español con la
Proclamación de la II República en 1931, las grandes revoluciones vienen
precedidas de intentos de construcción de una democracia moderada que se
muestra incapaz de asumir las contradicción de un sistema ya agotado. El
Gobierno de Tsipras ha demostrado ser incapaz de sostener un sistema agotado,
siendo así devorado por el Capital y sus guerra. Tendremos que preguntarnos que
lleva al capital a ser capaz de nutriste de todo aquello que nace como
oposición a el.
8.-Las
fuerzas revolucionarias tiene hoy la tarea histórica de saber enamorar a las
mayorías sociales, de pensar formas políticas de construir una pedagogía
política capaz de nutrir el Bloque de las posibilidades emergentes con la
creatividad desbordante de una población al borde del colapso. Lo que esta al
borde del abismo hoy en Grecia no es un gobierno, ni una economía nacional, si
no un modo social de comprender la política. Forzar a la desaparición de eso
modo de comprender la política es la tarea fundamental que las fuerzas
revolucionarias que deben acometer desde su propia pedagogía del ejemplo, desde
el hacer y el construir de los movimientos populares.
9.-Toda
política revolucionaria en la Europa de hoy, debe saber entender que cualquier
forma de emancipación política pasa por desarticular a la Unión en su propia
territorio, por abandonar políticamente la Unión Europa. El problema de Grecia
no es solo su deuda, ni tan solo encontrar el modo de pagarla. El principal
problema de Grecia, a mi modo de ver, es que todo aquello que es común, ha sido
desarticulado, no hay una economía común, no hay fuerzas productivas al
servicio del país, todas las economías dependen de un modo u otro de fuerzas
capitalistas extranjeras, la agricultura está desarticulada, la industria
destruida, no hay un modo económico de asumir el futuro.
10.-
Una política revolucionaria hoy es aquella que sabe explicar el mundo desde la
economía social, desde el cooperativismo obrero, desde la producción agraria
local, desde la soberanía alimentaria, desde los valores del feminismo y de los
cuidados hacia la comunidad, desde la democracia social y popular. Toda
política revolucionara debe pensar hoy Europa en estos términos: Guerra o Revolución.
El carácter destructivo sólo conoce una consigna: hacer sitio; sólo una actividad: despejar. Su necesidad de aire fresco y espacio libre es más fuerte que todo odio .[...]
El carácter destructivo es joven y alegre. Porque destruir rejuvenece, ya que aparta del camino las huellas de nuestra edad; y alegra, puesto que para el que destruye dar de lado significa una reducción perfecta, una erradicación incluso de la situación en que se encuentra. A esta imagen apolínea del destructivo nos lleva por de pronto el atisbo de lo muchísimo que se simplifica el mundo si se comprueba hasta qué punto merece la pena su destrucción.
Este es el gran vínculo que enlaza unánimemente todo lo que existe. Es un panorama que depara al carácter destructivo un espectáculo de la más honda armonía.[...]
El carácter destructivo trabaja siempre fresco. Es la naturaleza la que, al menos indirectamente, le prescribe el ritmo: porque tiene que tomarle la delantera. De lo contrario será ella la que emprenda la destrucción. El carácter destructivo no está interesado en absoluto en que se le entienda.[...] Considera superficiales los empeños en esa dirección. En nada puede dañarle ser malentendido.
Hace escombros de lo existente, y no por los escombros mismos, sino por el camino que pasa a través de ellos.
(Walter Benjamin,“El carácter destructivo”, Discursos Interrumpidos I, Taurus, 1973)