Notas sobre Spinoza por las bestias // Mariano Pacheco
En Spinoza por las bestias, el libro con textos del filósofo Ariel Suhamy
y dibujos de Alia Daval, publicado en Argentina por la editorial Cactus (2016),
se nos recuerda cómo un Baruch Spinoza
abomina de la “docilidad ovejuna” con la que los filósofos, por lo general, han
definido una antropología. Spinoza es revisitado en este texto para poner de
manifiesto cómo el “pulidor de lentes” se las agarra con una manera antigua de
definir al hombre, tal como sostienen los autores en este libro: “la definición
por género (animal) y diferencia específica (razón, risa, posición erecta…).
¿Pero qué hacer con los jorobados, los tullidos… y sobre todo con la gran masa
de los irracionales? No queda más que erigir la definición en norma y pretender
que esos hombres van contra su naturaleza, contra la naturaleza… Triste filosofía”.
Suhamy/Davaly nos recuerdan
que la filosofía de Spinoza pone al cuerpo (singular y colectivo) en el centro
de la escena (“lo que distingue ´primero´ al hombre de los animales –y luego, a
los hombres entre sí–, no es el alma, ni siquiera la razón: es el cuerpo”), y
que el cuerpo no está separado del alma (“el alma no podría actuar sobre el
cuerpo, ni el cuerpo sobre el alma, puesto que son una y misma cosa,
considerada bajo dos atributos de una misma y sola sustancia”).
Filosofía antiautoritaria y
de inspiración libertaria, a su vez, la filosofía política de Spinoza es
realista. Si el sueño de los tiranos es transformar a los hombres en bestias de
carga, en esclavos inútiles para sí mismos --se nos recuerda--, es porque se
pretende reducir una existencia a un modo de luchar por la servidumbre como si
se tratara de la libertad. De allí que los tiranos liguen la libertad a la
angustia, la vergüenza y el temor, en post de embrutecer al pueblo y reducirlo
a una disposición ciega de obediencia.
Con un trabajo sumamente cuidadoso
de composición, entreverando textos e imágenes, Spinoza por las bestias logra constituir una verdadera estrategia
“plástico-narrativa”: aborda al pensador
maldito a través de ambas dimensiones, poniendo de relieve la presencia de
animales, bichos y bestias que aparecen en su filosofía. Así, arañas y perros,
gusanos y elefantes, peces y ratas, caballos alados, gallinas y leones, abejas
y palomas, serpientes y sirenas, se posan como imágenes y como conceptos,
recordando una vez más que el solo conocimiento de los afectos no basta para
dominarlos, y por lo tanto, que es un buen remedio “aliarse con la
imaginación”. Y que “sin la alianza de imágenes, el intelecto se quedaría
impotente”.